En el artículo anterior hicimos un recorrido por los 9 orificios del cuerpo para enfatizar la importancia que tienen en la labor actoral. En el artículo de hoy resaltaremos otras partes primordiales:

  • La columna vertebral: gran parte de los nervios pasan del cerebro a las extremidades a través de la columna, por lo que es imprescindible mantenerla activa para que el flujo nervioso sea más fluido. Esto permitirá que estemos más atentos y disponibles sensorialmente.

EJERCICIO: para estimular la columna, nos sentamos en el suelo con las piernas extendidas hacia adelante. Colocamos el coxis debajo de nuestro cuerpo y empezamos a moverlo adelante y atrás prestando atención a cómo la pelvis acompaña el movimiento. Poco a poco dejamos que la inercia suba por nuestra columna hasta llegar al esternón, implicándola en su totalidad. El origen del movimiento está en nuestra imaginación, imaginamos ser una enorme serpiente.

  • El hara (o vientre): es el centro de gravedad del cuerpo humano. Para los japoneses no solo representa una zona, sino que es la conexión del ser con el resto del universo, el origen de su salud e integridad. Un hara fuerte es paradójicamente blando y maleable. (Todos los ejercicios que se proponen en esta línea de artículos sirven para reforzar esta zona).

EJERCICIO: El hara puede encontrarse tenso y duro en muchas ocasiones. Para evitar esto se recurre al masaje. Con la mano en forma de espada (juntando los dedos) aplicamos movimientos circulares en el sentido de las agujas del reloj, alrededor del ombligo. Continuamos con el masaje hasta que no haya zonas duras.

  • Las manos: De forma inconsciente, cuando nos duele alguna parte del cuerpo, llevamos las manos a ese lugar para cubrirlo. De alguna manera, esta acción nos resulta apaciguadora. No solo alivian el dolor físico, también el emocional, espiritual. Para rezar, en muchas religiones, se juntan las manos, y nuestra forma de consolar a los demás es tocándolos con ellas.

Si colocamos una palma a 10 centímetros de la otra y las acercamos hasta casi hacerlas tocar y, después, las volvemos a llevar a su posición original, notaremos una energía, una tensión magnética entre ambas. Las manos son una de nuestras partes más expresivas y, por ello, una de las más importantes. Es por ello que debemos tenerlas en cuenta y también mantenerlas activas.

EJERCICIIO: exploramos todo el movimiento que nos ofrecen los dedos y las muñecas de ambas manos entre sí y con el resto del cuerpo. Cada movimiento ha de ir acompañado de la imaginación: imaginemos que vamos colocando unos guisantes formando una hilera, o que deshojamos una rosa.

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Hoy cerramos “Los consejos de Yoshi Oida” a través de sus propias palabras, de su opinión acerca de lo que debe ser el actor:

“Un actor no debe ser un teórico. No debe ser demasiado lógico ni basarse en la comprensión intelectual. Debe aprender a través del cuerpo”. (Oida, 1997)

Según Lorna Marshal, coescritora de El actor invisible, el maestro Oida inicia todas sus clases con exigentes ejercicios físicos que pueden prolongarse hasta las tres horas. Marshall indica que estos ejercicios no son concebidos por el japonés como mero calentamiento. Tampoco como medio de ganar flexibilidad o fuerza (estos serían resultados colaterales); sino como la manera de hacer que los alumnos desarrollen una conciencia corporal imprescindible para el descubrimiento de los procesos responsables de las sensaciones que produce el movimiento. Es por esto que Oida siempre recomienda estar muy concentrados en cualquier actividad física que realicemos, cada ejercicio debe ser uno de imaginación. Hay que escuchar al cuerpo y seguir los movimientos que quiere hacer para descubrir cuál es el propósito detrás de estos, para evitar que nuestra mente sea la que mande las órdenes.

Ahora que ya conocemos nuestro cuerpo, en el siguiente artículo exploraremos el potencial que tiene como objeto en movimiento.